Para mi querido hermano Quique Polanco. Que la lucha
siga.
siga.
Vivimos en un país sumergido
en la desesperanza y la desesperación, productos de los constantes
abusos de las autoridades e instituciones que ejercen el poder que el pueblo
les otorga en contra del mismo pueblo que los mantiene. La desesperación obliga
a la acción, a la resistencia e inconformidad, al maravilloso acto de
indignación y a la lucha ideológicamente
directa. El descontento generalizado de la población se ha visto traducido en
la multitud de movimientos, causas y organizaciones que conforman el panorama
ideológico de nuestro país, y así como los encontramos a ellos, encontramos
también al natural recíproco en la figura autoritaria y conservadora de las altas
clases dominantes que, en su incansable cruzada por el incremento y la
perpetuidad de sus beneficios, atentan contra las libertades y derechos de los
pueblos que oprimen.
en la desesperanza y la desesperación, productos de los constantes
abusos de las autoridades e instituciones que ejercen el poder que el pueblo
les otorga en contra del mismo pueblo que los mantiene. La desesperación obliga
a la acción, a la resistencia e inconformidad, al maravilloso acto de
indignación y a la lucha ideológicamente
directa. El descontento generalizado de la población se ha visto traducido en
la multitud de movimientos, causas y organizaciones que conforman el panorama
ideológico de nuestro país, y así como los encontramos a ellos, encontramos
también al natural recíproco en la figura autoritaria y conservadora de las altas
clases dominantes que, en su incansable cruzada por el incremento y la
perpetuidad de sus beneficios, atentan contra las libertades y derechos de los
pueblos que oprimen.
Las violentas represiones y desalojos, la descarada venta
del patrimonio nacional (el caso PEMEX es un claro ejemplo de esto), la
violencia institucional (manifestada en la misoginia, racismo, clasismo e
intolerancia que las autoridades demuestran en las políticas y actos que llevan
a cabo diariamente), la desmedida corrupción y el condescendiente discurso con
el que, mediante una inteligente combinación de la retórica, demagogia,
sensacionalismo y amarillismo, pretenden hacernos pensar que están de nuestro
lado, que trabajan en favor de intereses otros que los propios, son algunos ejemplos
de lo que constituye las justas cusas de indignación con las que el pueblo se
ampara al actuar, al exigir a través de los medios que considera necesarios
aquello que a sus ojos aparece como justo. Omito de manera deliberada en este
sumario de atrocidades muchas otras que si me empecinara en enumerar tomaría la
mayor parte de este artículo.
del patrimonio nacional (el caso PEMEX es un claro ejemplo de esto), la
violencia institucional (manifestada en la misoginia, racismo, clasismo e
intolerancia que las autoridades demuestran en las políticas y actos que llevan
a cabo diariamente), la desmedida corrupción y el condescendiente discurso con
el que, mediante una inteligente combinación de la retórica, demagogia,
sensacionalismo y amarillismo, pretenden hacernos pensar que están de nuestro
lado, que trabajan en favor de intereses otros que los propios, son algunos ejemplos
de lo que constituye las justas cusas de indignación con las que el pueblo se
ampara al actuar, al exigir a través de los medios que considera necesarios
aquello que a sus ojos aparece como justo. Omito de manera deliberada en este
sumario de atrocidades muchas otras que si me empecinara en enumerar tomaría la
mayor parte de este artículo.
La nuestra es una época de desarrollo tecnológico sin
precedente, lo cual ha propiciado que la información, el conocimiento, estés
ahora más que nunca en la historia de la humanidad, al alcance de la población
general. El libre flujo de la información que observamos se debe en gran medida
al crecimiento y desarrollo de la internet, lo cual ha traído consigo el
surgimiento de nuevos medios y vías comunicativas (blogs, microblogging, redes
sociales de todo tipo, publicaciones periódicas libres e independientes,
bibliotecas digitales, foros, la facilidad para grabar, editar, almacenar y
distribuir material multimedia, etc.), por eso no es de extrañar los constantes
ataques en contra de estos nuevos espacios de expresión (los acuerdos
internacionales como SOPA, las leyes como PIPA en los vecinos Estados Unidos de
Norteamérica, Döring en México, Lleras en España, HADOPI en Francia, el acceso
restringido a la red en países como China y Cuba, la infame intranet
norcoreana, el apagón que sufriera Egipto durante la revolución de 2011, para
mencionar algunos). Estos atentados demuestran un latente miedo por parte de
los poderes particulares de cada región a que las ideas se propaguen. “¿Cuál es
el parásito más resistente? -nos preguntaba Christopher Nolan en voz de
Leonardo DiCaprio en la excelente cinta Inception– ¿Una bacteria? ¿Un
virus? ¿Un gusano intestinal? Una idea. Resistente, altamente contagiosa. Una
idea que está completamente formada, plenamente entendida. Eso se adhiere,
justo ahí, en algún lugar.” Así mismo, las ideas encuentran su lugar en la
conciencia popular, en el conjunto de voluntades que forman las masas
oprimidas, los de abajo y a la izquierda.
precedente, lo cual ha propiciado que la información, el conocimiento, estés
ahora más que nunca en la historia de la humanidad, al alcance de la población
general. El libre flujo de la información que observamos se debe en gran medida
al crecimiento y desarrollo de la internet, lo cual ha traído consigo el
surgimiento de nuevos medios y vías comunicativas (blogs, microblogging, redes
sociales de todo tipo, publicaciones periódicas libres e independientes,
bibliotecas digitales, foros, la facilidad para grabar, editar, almacenar y
distribuir material multimedia, etc.), por eso no es de extrañar los constantes
ataques en contra de estos nuevos espacios de expresión (los acuerdos
internacionales como SOPA, las leyes como PIPA en los vecinos Estados Unidos de
Norteamérica, Döring en México, Lleras en España, HADOPI en Francia, el acceso
restringido a la red en países como China y Cuba, la infame intranet
norcoreana, el apagón que sufriera Egipto durante la revolución de 2011, para
mencionar algunos). Estos atentados demuestran un latente miedo por parte de
los poderes particulares de cada región a que las ideas se propaguen. “¿Cuál es
el parásito más resistente? -nos preguntaba Christopher Nolan en voz de
Leonardo DiCaprio en la excelente cinta Inception– ¿Una bacteria? ¿Un
virus? ¿Un gusano intestinal? Una idea. Resistente, altamente contagiosa. Una
idea que está completamente formada, plenamente entendida. Eso se adhiere,
justo ahí, en algún lugar.” Así mismo, las ideas encuentran su lugar en la
conciencia popular, en el conjunto de voluntades que forman las masas
oprimidas, los de abajo y a la izquierda.
Si bien el tiempo de los grandes ideales terminó junto con
el milenio, observamos cada vez de manera más marcada un interés en las
juventudes mundiales no solo de acercarse a las ideas de los grandes pensadores
(aunque Marx siempre ha sido atractivo para las mentes inquietas), si no
también de criticarlos, intentando ampliar su teoría para aplicarla a la
realidad y necesidades que afrontamos a diario. El desarrollo tecnológico, el
recrudecimiento de las diferencias sociales, la violencia y el descontento, el
gran crecimiento de las clases media e intelectual y la disponibilidad de la
información demandan en conjunto un regreso a las ideas disidentes y la
conformación de nuevas ideologías, o el regreso a las que parecieran ahora
olvidadas (con su debida revisión). Este aparente renacimiento ideológico
impulsa los ánimos de una juventud que se enfrenta al gran abismo que han
creado para nosotros con la idea de que no luchar es lo mismo que morir, pues
¿qué es si no la muerte el conformarse con lo que la mano del estado nos otorga
con desprecio para mantenernos tranquilos mientras que con la otra amenaza con
la promesa de violencia a quienes se atrevan a disentir? Una muerte no del
cuerpo, si no de lo que nos hace humanos, de la dignidad, de la conciencia
crítica, de la constante persecución de los sueños y esperanzas. Por eso no
debería sorprendernos escuchar de las policías comunitarias en Guerrero y
Oaxaca, de las recientes declaraciones de la guerrilla zapatista, que con la
consigna de “aquí estamos, existiendo” nos recuerdan que la conquista de los
ideales está a la mano, de las luchas por parte de las comunidades indígenas en
diversos rincones del país; señales todas ellas que nos demuestran que la
amenaza de la muerte física no significa mucho cuando nos han despojado de la
humanidad, cuando más que vivir existimos como por el simple hecho de existir,
sin que la existencia signifique más de lo que nos permiten.
el milenio, observamos cada vez de manera más marcada un interés en las
juventudes mundiales no solo de acercarse a las ideas de los grandes pensadores
(aunque Marx siempre ha sido atractivo para las mentes inquietas), si no
también de criticarlos, intentando ampliar su teoría para aplicarla a la
realidad y necesidades que afrontamos a diario. El desarrollo tecnológico, el
recrudecimiento de las diferencias sociales, la violencia y el descontento, el
gran crecimiento de las clases media e intelectual y la disponibilidad de la
información demandan en conjunto un regreso a las ideas disidentes y la
conformación de nuevas ideologías, o el regreso a las que parecieran ahora
olvidadas (con su debida revisión). Este aparente renacimiento ideológico
impulsa los ánimos de una juventud que se enfrenta al gran abismo que han
creado para nosotros con la idea de que no luchar es lo mismo que morir, pues
¿qué es si no la muerte el conformarse con lo que la mano del estado nos otorga
con desprecio para mantenernos tranquilos mientras que con la otra amenaza con
la promesa de violencia a quienes se atrevan a disentir? Una muerte no del
cuerpo, si no de lo que nos hace humanos, de la dignidad, de la conciencia
crítica, de la constante persecución de los sueños y esperanzas. Por eso no
debería sorprendernos escuchar de las policías comunitarias en Guerrero y
Oaxaca, de las recientes declaraciones de la guerrilla zapatista, que con la
consigna de “aquí estamos, existiendo” nos recuerdan que la conquista de los
ideales está a la mano, de las luchas por parte de las comunidades indígenas en
diversos rincones del país; señales todas ellas que nos demuestran que la
amenaza de la muerte física no significa mucho cuando nos han despojado de la
humanidad, cuando más que vivir existimos como por el simple hecho de existir,
sin que la existencia signifique más de lo que nos permiten.
El fracaso de los aburguesados movimientos que surgieron el
año pasado nos sugiere que la falta de unidad y base ideológica conduce a la
fragmentación y posterior muerte de un movimiento, a la vez que nos demuestra
que la moderación al actuar y decidir produce apatía y rechazo por parte de los
individuos que lo conforman al darse cuenta que los objetivos planteados no son
obtenibles a través de los medios sugeridos.
año pasado nos sugiere que la falta de unidad y base ideológica conduce a la
fragmentación y posterior muerte de un movimiento, a la vez que nos demuestra
que la moderación al actuar y decidir produce apatía y rechazo por parte de los
individuos que lo conforman al darse cuenta que los objetivos planteados no son
obtenibles a través de los medios sugeridos.
Dadas las necesarias condiciones de abuso durante una dada
cantidad de tiempo, todos los pueblos se levantarán contra la mano que agita el
látigo. No hay por que esperar hasta llegar al punto de inflexión para levantar
la voz, para que las decisiones que nos afectan a todos (que son todas) vengan
dictadas por la voz conjunta de los individuos. Es tentador evocar el fin del
calendario Maya y el comienzo del nuevo baktún para decir que una nueva era
comienza, pero considero que esto implica que otra ha terminado, cuando la
verdad dista mucho de esto. Seguimos sumergidos en la misma desesperación en la
que 6 años de calderonismo (más los
quien-sabe-cuantos-años-llevamos-bajo-la-bota) nos ha dejado. Esta desesperación
acabará cuando así lo deseemos, cuando estemos dispuestos a entregar un poco de
nuestra inmediata comodidad a cambio de la prosperidad que por tanto nos han
negado.
cantidad de tiempo, todos los pueblos se levantarán contra la mano que agita el
látigo. No hay por que esperar hasta llegar al punto de inflexión para levantar
la voz, para que las decisiones que nos afectan a todos (que son todas) vengan
dictadas por la voz conjunta de los individuos. Es tentador evocar el fin del
calendario Maya y el comienzo del nuevo baktún para decir que una nueva era
comienza, pero considero que esto implica que otra ha terminado, cuando la
verdad dista mucho de esto. Seguimos sumergidos en la misma desesperación en la
que 6 años de calderonismo (más los
quien-sabe-cuantos-años-llevamos-bajo-la-bota) nos ha dejado. Esta desesperación
acabará cuando así lo deseemos, cuando estemos dispuestos a entregar un poco de
nuestra inmediata comodidad a cambio de la prosperidad que por tanto nos han
negado.
P. J. Valle Bañuelos.
pjvb92@gmail.com
@Panda_Zombie
http://pentaculoc.tumblr.com/







