Mucho se ha hablado y escrito acerca de la pésima actuación de las
diferentes fuerzas policiales que hay en el País, que si les falta capacitación,
que la preparación, que los exámenes de confianza, que la multimencionada
depuración, etc. etc. Lo cierto es que se ha convertido en unos de los
principales ejes en que basan su discurso los políticos cuando se les pregunta
cómo mejorar la seguridad en sus estados, municipios o en la nación.
Si bien es cierto, que es un pilar fundamental la actuación y el
comportamiento del policía para mejorar la seguridad, también lo es que
poco es el apoyo que recibe para ello, en nuestro país la situación policial es
más que delicada, de acuerdo a la encuesta nacional de ocupación y empleo
del INEGI (2017) los casi 350 mil policías de tránsito y municipales que hay en
México tienen un sueldo promedio de 8,700 pesos mensuales, además de
eso hay que agregar que tienen jornadas de 12 horas de trabajo con
pésimas condiciones laborales, sin uniformes ( muchas veces los compran los
propios elementos), sin apoyo para su trabajo ( hacen su labor incluso en sus
propios vehículos o lo reparan con su dinero, incluso se trasladan con
gasolina que ellos mismos pagan), sin acceso a seguridad social, sin acceso a
la vivienda, entre muchas otras penurias que viven los policías.
En cuanto a los policías estatales su salario ronda en los 10,500 pesos al mes
con condiciones laborales similares a las señaladas, y a los que les va mejor
es a los policías federales con salarios promedio de 21 mil pesos al mes.
A todo lo anterior habría que agregar poca capacitación, poco
adiestramiento, y muy poca preparación académica de nuestros gendarmes,
por lo que la forma en que se conducen frente al ciudadano y la manera en
que previenen e investigan los delitos con esos antecedentes es entendible,
más no justificable.

Por ello cuando se hace público el nivel de corrupción en las diferentes
corporaciones, la colusión de la mayoría de ellas con la delincuencia
organizada (sobre todo las municipales), el poco respeto a los derechos
humanos, y la falta de profesionalismo y tacto en su actuar, el sentimiento de
desconfianza ciudadana es muy alto.
Todo lo anterior hay que agregar que no se tiene un protocolo legal en su
actuación, es decir al policía no se le dice que y como hacer frente a
diferentes situaciones de riesgo que viven en su labor día tras día, por eso, en
las redes sociales abundan los videos donde se ve el pésimo actuar de
policías en acciones que caen a veces en lo chusco, no todo es su culpa claro,
es falta de herramientas legales, tácticas y de conocimiento.
Todo ello y muchas cosas más, es a lo que ha llevado que nuestros policías
tengan una imagen deplorable frente al ciudadano, que su labor sea de gran
desprestigio y que pocos jóvenes tengan la aspiración de ser un guardián del
orden, de seguir una carrera policial.
Pero que sin embargo nuestros brillantes políticos, llámese alcaldes,
gobernadores o secretarios, le dan un tinte político a la deplorable situación
policial, cuando el problema va más allá del discurso simplón, ignorante y
burdo que nos venden, hace falta que alguien o algunos con conocimiento
profundo del tema se hagan cargo del problema, porque con depuración y
exámenes de confianza inútiles no se ha logrado nada, o alguien si ve
mejoría en la actuación policial…. Yo no !!

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